Hijo de un pintor de iconos, Andrei Riábushkin decía: “Yo vivo en el siglo XVII” y este siglo es el protagonista de todos los cuadros creados por el maestro.
En el cuadro una familia en trajes de fiesta posa ceremoniosamente. En el centro se situa el mercader y a su lado su mujer con un niño. La gruesa capa de maquillaje de la mujer hace que parezca que lleve una máscara. En su cabeza la mujer del mercader tiene puesto el tocado típico de la mujer casada, que además parece ser que servía para defenderse de espíritus malignos. Una de las hijas, pegada a la madre, lleva un vestido a la moda inglesa de entonces.
En la Rusia anterior al zar Pedro I las mujeres las ordenanzas respecto al vestuario femenino eran muy estrictas. En tiempos de Pedro I llego a publicarse un edicto que decía que toda boyarda o hija del boyardo estaba obligada a pintarse de blanco, darse colorete, pintarse las pestañas y las cejas; en caso contrario podía ser sometida a clausura o maltrato domiciliario.
Andréi Riábushkin representa con gran exactitud historica los trajes que se llevaban en la Rusia del siglo XVII. El estatismo de la composición recuerda los primeros retratos del retrato ruso.
Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.
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