Mika Morosov era el hijo del acaudalado productor y conocido coleccionista de arte Mijail Morosov. El niño estaba dotado de una gran inteligencia. Por aquella época ya hablaba inglés, estudiaba gramática y tenía un caracter vivo y despierto.
Por su aspecto el niño no aparenta su posición social, cosa que era común de niños en los retratos de familias nobles o ricas de la época. El autor, Valentín Serov, se centra más bien en el espíritu del niño. El gesto, levántandose de la niña con ojos y boca abierta hacia algo que el ha llamado la atención muestra el entusiasmo del joven que empieza a abrirse al mundo exterior.
Años más tarde Mika Morosov llegaría a ser un reputado erudito, especialista en la cultura inglesa y Shakespeare.
Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.
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