En el Antiguo Testamento el profeta Isaías nos narra su visión del trono de Dios rodeado de serafines, aquellos que ocupan el más alto lugar en la jerarquía de los ángeles. Uno de ellos voló hacia Isaías, llevando en su mano un carbón candente y al acercarse a Isaías tocó su boca diciendo: “He aquí que esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido quitada, y tu pecado ha sido perdonado”. De esta manera Isaías fue liberado del pecado y preparado para ser profeta.
Una serpiente rodea la mano derecha del serafín que porta una espada. En la mano izquierda lleva un incensario con el carbón encendido. Por estos atributos la crítica deduce que Mijail Vrúbel se inspiró en el poema de Pushkin "El profeta" para la realización de este cuadro.
La ejecución de la obra parece recordar un mosaico bizantino o de la antigua Rus, tradiciones que el maestro conoció restaurando antiguos frescos en Kiev.
Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.
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