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Ramo de otoño

I. Repin. “Ramo de otoño”. 1892

Este cuadro es una de las mejores obras de Iliá Repin en la década de 1890. En aquellos años su fama estaba consolidada en todo el país pero su vida personal sufrió fuertes cambios, se separó definitivamente de su mujer y compró su finca de Srdávnevo con la idea de apartarse del mundanal ruido y estar más cerca de la naturaleza. El pintor residía allí desde al primavera al otoño con su anciano padre y sus hijas. Una de ellas, Vera, es la que aparece retratada en este cuadro. Una persona muy inclinada a las artes que probó fortuna en el teatro, el canto y la pintura. 

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

Retrato de Vladímir Stásov

I. Repin. “Retrato de Vladímir Stásov”. 1883

En este retrato Iliá Repin nos presenta al conocido crítico de arte Vladímir Stásov, una de las figuras más importantes de la cultura rusa de mediados del XIX. Descubridor de númerosos talentos y uno de los principales apoyos de los Itinerantes, es considerado por algunos el más grande crítico de arte ruso de todos los tiempos. Stásov consideraba que el arte ruso debía dejar de copiar las corrientes europeas, lo cual siempre lo mantendría en un segundo plano, y encontrar su propio camino, desarrollar un arte propio equiparable en calidad y originalidad a los estándares europeos.

Según cuenta el mismo Repin con motivo de unos días de fiesta todos los museos estaban cerrados y los dos personajes se encontratron con poco o nada que hacer. Aprovechando esta circunstancia, y que Repin hacia tiempo que quería retratar a Stásov, se elaboró este retrato. El pintor alabó la paciencia del modelo que durante dos días posó en sesiones de cinco o más horas.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

León Tolstói descalzo

I. Repin. “León Tolstói descalzo”. 1901

En el verano de 1891 Iliá Repin fue invitado como huesped a la finca de León Tolstói en Yasnaya Polyana, en las afueras de la ciudad de Tula. El cuadro esta basado en un pequeño estudio que el autor realizó durante esta estancia y que se convertiría en cuadro 10 años más tarde.

Según palabras del mismo Repin la parte del bosque que se adivina en el retrato era la favorita del escritor. El escritor, que vestía a la manera de los campesinos y andaba descalzo como ellos, aparece en este retrato con la camisa de lienzo blanca que acabaría recibiendo su nombre: "Tolstovka". Fue la misma duquesa Sofia Tolstaya quien la cosió para su marido.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

La resurrección de la hija de Jairo

I. Repin. “La resurrección de la hija de Jairo”. 1871

En 1871 se propuso como tema de fin de carrera a los estudiantes de la Academia de Bellas Artes de S. Petersburgo un tema evangélico: la resurrección de la hija predilecta del jefe de una sinagoga por Jesús.

En su trabajo de fin de carrera Iliá Repin muestra el momento culminante de la acción. Mientras este coge de su mano a la difunta el viejo Jairo esta a la derecha, en la penumbra, rodeado de sus familiares.

Por este cuadro el artista recibió la Medalla de Oro. La elección del tema era cercana a Repin ya que cuando tenía 13 años perdió a su hermana mayor Ustiá.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

Retrato de Modest Músorgski

I. Repin. “Retrato de Modest Músorgski”. 1881

Este retrato del compositor Modest Músorgski pintado pocos días antes de su muerte es considerado una de las obras capitales de Iliá Repin. El cuadro fue pintado en un par de breves sesiones en un hospital de San Petersburgo.

Pese a no ocultar las marcas de la enfermedad Repin no busca transmitir lastima o compasión sino la dignidad del modelo.

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

Los cosacos zapórogos escribiendo una carta al sultán turco

I. Repin. “Los cosacos zapórogos escribiendo una carta al sultán turco”. 1878-91

Un episodio histórico de los cosacos zapórogos del siglo XVII sirvió al maestro Iliá Repin como tema de inspiración para la realización de esta obra.

En 1675 el sultán turco Mehmed IV mandó a los cosacos zapórogos que vivían sobre los rápidos del Don una carta exigiendo que éstos se sometieran y se pusieran al servicio de los turcos. Encabezados por el atamán (jefe cosaco) Iván Sirko los cosacos se reunieron y escribieron al sultán una carta jovial, impertinente y hasta algo insultante: “No eres capaz de hacer obedecer a los hijos cristianos, tu ejercito no lo tememos para nada, vamos a combatir contigo por tierra y agua”.

El lienzo refleja el mismo momento de la elaboración de la carta en el que el grupo rie en respuesta a la broma que quizás ha espetado el cosaco de torso desnudo. Encima del hombre que escribe la carta, con gorro azul y gris, aparece la finura del atamán Sirko.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

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Iván el Terrible y su hijo

I. Repin. “Iván el Terrible y su hijo”. 1885

Entre las obras históricas de Iliá Repin más conocidas se encuentra este cuadro: “Iván el Terrible y su hijo Iván, 16 de noviembre de 1581”. En éste el pintor se hace eco de dramáticos acontecimientos de su época: el asesinato del zar Alejandro II en 1881 y la ejecución de los terroristas que participaron en el atentado.

El motivo del cuadro está basado en un episodio de la vida del zar Iván el Terrible. Cierto día el iracundo zar se topó con su nuera, la cual en ese momento estaba encinta, y pareciéndole poco decente su aspecto el zar comenzó a golpearla. Oyendo los gritos de auxilio de su mujer acudió su marido e hijo del zar, también llamado Iván. Al intentar detener a su padre éste le asestó un golpe mortal en la sien con su báculo. El cuadro refleja el momento en el que el zar, horrorizado, comprende que ha matado a su hijo cegado por su ira. Como dijo el mismo Repin lo que buscaba resaltar en el cuadro no era "el horror externo, sino el amor del padre por el hijo y el horror de Iván, ya que junto con su hijo ha matado a su propio linaje y esto sería la ruina del reino".

El cuadro tuvo una gran repercusión entre el público y al principio fue prohibida su exhibición ya que se consideró que presentaba a la figura del zar como la de un asesino.

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

Sadkó

I. Repin. “Sadkó”. 1876

Según cuenta una antigua leyenda rusa Sadkó era un rico comerciante de Nóvgorod conocido por su gran habilidad tocando el gusli (un antiguo instrumento de cuerda ruso). En medio de un viaje en el mar el rey de las aguas paró sus naves, no les dejaría marchar hasta que Sadkó descendiera al fondo del mar y se casará con una de sus hijas, así podría oirle tocar el gusli siempre que quisiera.

En el cuadro las princesas del mar, vestidas con trajes de diferentes países, desfilan ante Sadkó, pero él esta mirando a la joven Chernávushka que está en la parte superior del cuadro vestida en un traje campesino ruso.

El pintor tomó como modelo para la imagen de Sadkó al pintor Victor Vasnetsov.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

Repin, Iliá Efimovich (1844-1930)

Iliá Efimovich Repin nació en la localidad de Chugev, en la región de Járkov en el seno de una familia de un militar acomodado dueño de un posada y tratante de caballos. A los trece años fue aprendiz de un maestro de iconos y posteriormente con el dinero ganado se trasladó a San Petersburgo ingresando en la Academia de Bellas Artes en 1864. Frecuenta al mismo tiempo una escuela de dibujo donde es fuertemente influenciado por la figura de Ivan Kramskoi, futura cabeza de los Itinerantes. En 1871 por el cuadro "La resurrección de la hija de Jairo" recibió la medalla de oro y el título de artista clásico. El primer éxito para Repin llegó en 1873, en una exposición en Viena, con la obra "Los bateleros del Volga ". Desde este momento la fama del pintor no hizo sino crecer.


El abanico de temas abarcados por Repin fue enorme: la vida cotidiana del pueblo, la mitología eslava, episodios históricos o retratos. Destaca su habilidad para reflejar en las escenas y personajes de sus obras el espíritu de la época retratada. Su obra refleja la realidad de cada momento histórico: el dolor, la esperanza, sus profundas contradicciones y dramas... El diáfano realismo de Repin encuentra su mejor reflejo en retratos como el del compositor Musorgsky, realizado pocos días antes de la muerte del músico.

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Los bateleros del Volga

I. Repin. “Los bateleros del Volga”. 1873

Iliá Répin trabajó en la composición de este cuadro durante tres años, yendo al Volga, donde observaba y estudiaba la vida de los bateleros.

Repin se maravillo sobretodo con la figura del antiguo pope Kánin, jefe de una cuadrilla de bateleros. El personaje sorprendió al maestro por su filosófica mentalidad y la riqueza de su alma. A su derecha del Kanin se situa un antiguo púgil y a su izquierda, vestido en amplios pantalones aún no gastados, está el marinero Ílka. En medio de la cuadrilla destaca Lárka, un joven vestido en una camisa rosada, hijo de campesinos, que se ha parado para arreglarse la sirga. Los últimos son un campesino que parece completamente extenuado y un hombre de rasgos orientales.

A lo lejos, como contraste, se divisa un buque de vapor bajando por el rio.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.