Mostrando entradas con la etiqueta Itinerantes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Itinerantes. Mostrar todas las entradas

El jardín de la abuela

V. Polénov. “El jardín de la abuela”. 1879

Este cuadro de Vasili Polénov es una alegoría del sentimiento ante la fugacidad de la vida y una reflexión poética sobre la belleza y su carácter efímero. Las dos mujeres personifican la juventud y la vejez. El autor además ha incluido detalles como señales de deterioro en la casa o de abandono del jardín para reforzar el mensaje. La mujer joven era la hermana del pintor: Vera. 

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

Anochecer. Los almiares.

I. Levitán. “Anochecer. Los almiares”. 1899

Isaac Levitán murió antes de llegar a los 40 años, en 1900. Durante los últimos años de su vida predominan los anocheceres y crepúsculos en su obra, los momentos en que la naturaleza se torna algo misterioso e irreal. Una reflexión quizás sobre la misma naturaleza de la existencia y un reflejo de los profundos sentimientos que moraban en el interior del artista. Y no sólo esto ya que a Isaac Levitán se le conoció en su época como el hombre que supo plasmar el alma del paísaje ruso en sus lienzos.

Esta obra forma parte de la colección de la galería Tetriakov de Moscú.

Reparto familiar

V. Maximov. “Reparto familiar”. 1877

En esta obra de Vasily Maximov vemos una muestras de las disputas por las herencias que se daban en las familias del campesinado ruso.

Estamos en el interior de una isba de techo bajo viendo una escena en la que reina el desorden y la agitación. Los testigos están sentados a la mesa. Sobre ésta, el pan cortado simboliza la escisión de la familia. Con psicológica precisión el pintor representa el elocuente silencio de los dos hermanos. Al hermano mayor le cuesta soportar la mirada de reproche de su hermano menor. Sin embargo, el egoísmo y los intereses propios predominan sobre los lazos de sangre. La esposa del hermano mayor se adueña de la mayoría de las cosas. De expresión dura, el propio pintor la llamaba "la tía rabiosa". La mujer del hermano menor, ofendida por la injusticia mantiene su dignidad y feminidad.

Maximov era de origen campesino, de ahí que quizás haya presenciado escenas parecidas a esta.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

Barcas en el Volga

F. Vasiliev. “Barcas en el Volga”. 1870

Fiodor Vasiliev pudo haberse convertido en la figura más relevante del paisajismo ruso de no haber sido por su temprana muerte a los 23 años a causa de una tuberculosis.

A los 20 años emprendió un viaje por el Volga acompañando al maestro I. Repin fruto del cual, entre otras, es esta obra. Las barcas dominan la composición. Al lado junto al fuego un grupo de bateleros.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

Procesión de Pascua en un pueblo

V. Perov. “Procesión de Pascua en un pueblo”. 1861

En la decada de 1860 Vasili Perov pintó una serie de cuadros que revolucionaron la pintura rusa y crearían toda una escuela se pintura orienteada a la denuncia social.

En esta obra nos muestra la celebración de la Pascua en una aldea rusa en la que todo lo que representa esta fiesta sagrada es tirado por los suelos.  El sacerdote borracho apenas se tiene en pie mientras baja el soportal, de las manos del escribano el libro de oraciones cae al barro, la procesión parece desplazarse caóticamente... 

Perov nos quería mostrar aquí la imagen de una vida sin esperanza. Ayudanado a reforzar la impresión el parco colorido del cuadro que crea un paisaje lúgubre y oscuro.

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

En las montañas de Crimea

F. Vasiliev. “En las montañas de Crimea”. 1873

Este cuadro fue una de las últimas obras, si no la última, de Fiodor Vasiliev que murió ese mismo año en Yalta con sólo 23 años.

En una de sus cartas a Kramskoi, Vasiliev afirmaba que un cuadro que reflejase la naturaleza de estos paisajes montañosos en toda su pureza serviría para borrar todo mal del alma del espectador que lo contemplase.

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

Olga

V. Súrikov. “Retrato de Olga”. 1888

Uno de los mejores retratos que salieron de los pinceles de Vasili Súrikov fue este retrato de su hija Olga. La niña posa en un ambiente familiar, al lado de la estufa. El pintor ha huido de cualquier tipo de afectación, no interesa la belleza sino la frescura de la niña. La familia rememoraba la paciencia de la niña mientras posaba y como lo suyos le acompañaron durante las largas sesiones para que no se aburriese.

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

Retrato de León Tolstói

N. Gue. “Retrato de León Tosltoi”. 1884

Un periodo complicado en la vida de pintor Nikolai Gue precedió a la realización de este cuadro. Ocho años antes de realizar esta obra decidió abandonar la pintura e irse a vivir a un pueblo en el que durante años llevó una simple vida de campesino. Volvió al arte entre los años 1870-1880 y este retrato fue la primera obra del autor en este periodo tardío.

El pintor conoció a León Tolstói poco antes de empezar el retrato y su amistad duraría hasta la muerte de Gue. Fue muy cercano a su familia y llegó a impartir clases de pintura sus hijas. Este contacto cercano le ayudo a captar mejor la personalidad de Tolstói. Según dijo el mismo Gue, en el cuadro quiso reflejar lo más precioso de su asombrosa personalidad.

Público y crítica recibieron el cuadro con gran perplejidad. Para empezar se les reprochó que el modelo no posara mostrando sus ojos sino que Tolstói apareciera trabajando como un vulgar artesano.

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

El estanque

V. Polenov. “El estanque”. 1879

En 1878 Vasili Polénov se trasladó a uan finca en las afueras de Moscú. Dicha finca tenía un gran jardín. Polénov lo describió como un jardín señorial, viejo y abandonado; con invernaderos, un templo, grutas, estanques y colinas. Un lugar de ensueño.

Sentada en un banco debajo de los árboles la figura de una mujer se confunde con el paisaje.

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

Otoño dorado

I. Levitán. “Otoño dorado”. 1895

Este cuadro pertenece al periodo tardío en la obra de Isaac Levitán. En esta época el autor abandona las tonalidades más triste de obras anteriores y se dirige a motivos más alegres y diáfanos. Este hecho contrasta con la vida personal del artista que no le regala ninguna alegria y en la que además se agrava su enfermedad.

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

Vasnetsov, Víctor Mijaílovich (1848-1926)

Víctor Vasnetsov nació en la región de Viatka (ahora Kírov) y allí mismo se educó en un monasterio. En 1868 ingresó en la Academia de Artes de San Petersburgo en donde conoció a Repin y el grupo de Los Itinerantes. Seguramente influido por estos, sus primeros trabajos están enfocados desde la denuncia social ("Mudándose de casa" 1876).

En 1878 se trasladó a Moscú. Es aquí donde el autor da comienzo a una nueva etapa en la que se interesa por la cultura e historia de Rusia. El primer lienzo que realizó de esta temática fue "Después de la batalla entre Igor Sviatoslávich y los Pólovets" (1880) basado en una antigua obra épica: "El cantar de las huestes de Ígor". Este nuevo lenguaje pictorico mostró el destacado e indiscutible talento del joven Vasnetsov. Después realizó un ciclo de obras inspirado en personajes de cuentos ("Aliónushka" 1881 o "Las tres reinas del reino subterraneo" 1879). Su obra cumbre, "Los bagatires" (1881-1898), es un canto a los grandes defensores de la patria.

Vasnetsov trabajó con gran interés y dedicación en el diseño de los vestidos tradicionales para los decorados de la ópera de Rimski-Kórsakov "Blancanieves". Junto a esto, trabajó ilustrando las obras de Pushkin y Lérmontov.

Otra faceta de su trabajo: la decoración de la Catedral de San Valdímir en Kíev, en donde trabajó en el diseño de los mosaicos. También realizó la decoración de otras iglesias en diferentes ciudades, de la fachada del la Galería Tetriakov y del pabellón de Rusia en la exposición de París de 1900.

Más información.

La última cena

N. Gue. “La última cena”. 1861

"Uno de vosotros me va a entregar". Nikolai Gue refleja en su obra el momento en que Jesucristo pronunció estas palabras durante la Última Cena. El fuerte contraste luminoso acompaña la conmoción de los personajes. Gue hace uso de las técnicas tenebristas para reforzar el efectismo de la escena. A las figuras iluminadas de Jesús y los apostoles se contrapone la oscuridad de Judas.

Según explicó el mismo autor, él quisó expresar en esta obra el pesar de Jesucristo por la perdida de un discípulo y ser humano.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

Cazadores en un descanso

V. Perov. “Cazadores en un descanso”. 1871

A pincipios de la década de 1880 Vasili Perov decide acercarse a las tendencias artísticas de su tiempo y se aleja de los motivos críticos que practicó en la decada de 1860. Así, concentra su atención en temas cotidianos que representan las labores y pequeñas alegrías de la gente ordinaria.

A esta época pertenece obra, una de las más conocidas del autor. Un veterano cazador relata vehementemente alguna anécdota a sus compañeros de caza. El cochero, que está recostado adopta una pose de incredulidad mientras el joven, de rodillas, expresa asombro y credulidad.

Perov fue un apasionado cazador pero esta obra la enfrentó con bastante frialdad destacando más que los personajes la naturaleza muerta que los acompaña. la factura de las presas muertas o los diferentes objetos está muy lograda.

Esta obra se puede contemplar en el Museo Ruso de San Petersburgo y en la Galería Tetriakov de Moscú.

Retrato de Vladímir Stásov

I. Repin. “Retrato de Vladímir Stásov”. 1883

En este retrato Iliá Repin nos presenta al conocido crítico de arte Vladímir Stásov, una de las figuras más importantes de la cultura rusa de mediados del XIX. Descubridor de númerosos talentos y uno de los principales apoyos de los Itinerantes, es considerado por algunos el más grande crítico de arte ruso de todos los tiempos. Stásov consideraba que el arte ruso debía dejar de copiar las corrientes europeas, lo cual siempre lo mantendría en un segundo plano, y encontrar su propio camino, desarrollar un arte propio equiparable en calidad y originalidad a los estándares europeos.

Según cuenta el mismo Repin con motivo de unos días de fiesta todos los museos estaban cerrados y los dos personajes se encontratron con poco o nada que hacer. Aprovechando esta circunstancia, y que Repin hacia tiempo que quería retratar a Stásov, se elaboró este retrato. El pintor alabó la paciencia del modelo que durante dos días posó en sesiones de cinco o más horas.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

Persona con una mano enferma

V. Súrikov. “Persona con una mano enferma”. 1913

El personaje es una excepción en lo modelos tratados por Vasili Súrikov tan llenos de salud. Esta cuadro habla de la enfermedad, la muerte, la debilidad... temas muy difundidos en el arte de la segunda mitad del XIX. Súrikov enfrenta el tema con sobriedad y sin sentimentalismo. Un contemporáneo de Súrikov veía cierta influencia de Cezanne en esta obra.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

Retrato de una desconocida

I. Kramskoi. “Retrato de una desconocida”. 1883

Es muy probable que la desconocida retratada por Iván Kramskoi este inspirada en un personaje literario. Tradicionalemente se ha visto en ella a Anna Karénina o a Nastasia Filípovna de la novela "El idiota" de Dostoyevski, la cual aparecía descrita en los siguientes términos: "los ojos oscuros, profundos, la frente pensativa, la expresión de la cara apasionada y un poco soberbia". Otra teoría apunta a una de las damas de la clase alta de San Petersburgo.

Los expertos opinan ahora que la desconocida no es un personaje concreto sino una "imagen colectiva", un prototipo de señora joven, hermosa y elegante de la ciudad. Al fondo se adivina el perfil del palacio Anichkov, lo que nos permite situar la acción. El punto de vista de abajo a arriba refuerza la mirada altiva de la mujer.

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

Gólgota

N. Gue. “Gólgota”. 1892

Toda la atención en esta obra se concentra en el sufrimiento de Cristo. Los elementos narrativos han sido excluidos y la imagen ha adquirido carácter simbólico: el dedo indice acusador, la figura de Cristo rodeado por los dos ladrones que adoptan expresiones antagónicas, uno con un rictus de animal dominado por el pánico y otro con una expresión de triste mansedumbre. Detrás de ellos el caos y lo informe.

El autor parecía querer mostrarnos que el lugar que el sistema destinaba a aquellos que buscaban la verdad era el cadalso, entre marginados, locos y criminales.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

Gue, Nikolai Nikolaiévich (1831-1894)

Nikolai Gue nació en Voronezh en una familia descendiente de un noble francés emigrado a Rusia a raíz de la Revolución Francesa. Estudió en la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo. Al terminar ésta recibió una beca para viajar al extranjero, visitando Alemania, Francia e Italia.

En 1863 volvió a San Petersburgo con su cuadro "La última cena". Pese a su clara ruptura con los cánones académicos el éxito de la obra fue tal que la Academia nombró a Gue profesor de pintura histórica y de retrato. Su siguiente éxito fue la obra "Pedro I interroga a su hijo el zarevich Alexei en Peterhof" (1871) que destacaba por la veracidad en la presentación de la situación, los personajes y el escenario. Desde 1870 fue miembro y uno de los organizadores del grupo de los Itinerantes.

Los últimos 15 años de su vida se dedicó exclusivamente a temas bíblicos enfocándolos desde la eterna lucha entre el Bien y el Mal en donde invariablemente triunfa el Mal. El destino de estas obras fue dramático: fue prohibida su exposición y censuradas por la Iglesia. Su última obra, "Gólgota" (1892), quedo sin terminar. El público tan sólo pudo descrubrirla despues de la muerte del pintor. Un lienzo increible que sorprende hasta hoy sorprende por su calida emotividad y valiente desesperación.

Más información.

Los grajos han vuelto

A. Savrásov. “Los grajos han vuelto”. 1871

En el año 1863 se produjo uno de los acontecimientos más siginficativos en la historia del arte ruso: "la rebelión de los 14 concursantes", llamada así por los 14 pintores que tras graduarse en la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo se negaron a realizar sus trabajos de fin de carrera según los temas clásicos propuestos (esto es, siguiendo la línea del clasicismo: mitología, religión...) y rompieron con el arte oficial para abogar por un arte independiente de los poderes públicos.

Los pintores, entre los cuales estaban Krasmkói, Gue y Perov, fundaron las bases de una asociación que respondía a sus aspiraciones democráticas: La Asociación de Exposiciones Pictóricas Itinerantes, más conocida como los Itinerantes. Los principios de esta asociación, entre los cuales estaban la mirada a las realidad que les rodeaba, se manifestaron en todos los géneros que trabajaron.

Esta obra de Alexéi Savrásov fue el primer paisaje expuesto en una exposición itinerante en 1871. La primevera llega al campo ruso y los pájaros vuelven con ella. Poco más se puede decir salvo lo mismo que dijo el discípulo de Savrásov, Isaac Levitán: "¡Qué sencillo!".

Esta obra forma parte de la colección de la Galería Tetriakov de Moscú.

León Tolstói descalzo

I. Repin. “León Tolstói descalzo”. 1901

En el verano de 1891 Iliá Repin fue invitado como huesped a la finca de León Tolstói en Yasnaya Polyana, en las afueras de la ciudad de Tula. El cuadro esta basado en un pequeño estudio que el autor realizó durante esta estancia y que se convertiría en cuadro 10 años más tarde.

Según palabras del mismo Repin la parte del bosque que se adivina en el retrato era la favorita del escritor. El escritor, que vestía a la manera de los campesinos y andaba descalzo como ellos, aparece en este retrato con la camisa de lienzo blanca que acabaría recibiendo su nombre: "Tolstovka". Fue la misma duquesa Sofia Tolstaya quien la cosió para su marido.

Esta obra forma parte de la colección del Museo Ruso de San Petersburgo.